Los propietarios de una vivienda unifamiliar en el barrio de Sant Andreu tienen un bonito jardín. Tras él, al fondo de la estrecha y alargada parcela, hay un cobertizo de una sola planta y de gran volumen que comunica con una calle secundaria. Lo utilizan de garaje y no está en buen estado. Requieren una planta baja que sirva de aparcamiento y una planta superior que sea polivalente. La propuesta intenta ser clara: un muro aparejado de ladrillo se dobla en fachada respondiendo a una afectación de vial y sujeta dos forjados que enmarcan las vistas al interior de la parcela. Los forjados no llegan hasta la fachada, lo que refuerza la autonomía de la sala en planta primera y permite que el acceso desde la calle se bañe de luz natural, dotándole de una dignidad de la que carecería una simple entrada de aparcamiento. En planta baja, un resguardado banco de obra interactúa entre el jardín y la nueva edificación.
Ubicación
Barrio de Sant Andreu, Barcelona
Superficie útil
65 m2
Fecha
2016
Tipo de proyecto
Ampliación / obra nueva
Estado
Anteproyecto